Ginoz Blog

Como un relámpago en la oscuridad

A veces pienso en si vale la pena hacer esto. Si el esfuerzo, las noches sin dormir bien y la infinidad de horas frente a pantallas sirve de algo. No es como si alguien fuera a regañarme si no lo hago. Nada malo va a pasar si me olvido de todo y simplemente me voy a dormir, un descanso bastante merecido después de la chinga de un día más siendo un esbirro del sistema que tanto fantasean con destruir.

Nadie tampoco va a darme un premio. Nadie me va a felicitar y a duras penas lo van a saber (es probable que nunca lo sepan). Nadie me va a pagar; ni un centavo voy a sacar de hacer esto todos los días. Esa palmada en ma espalda es una mentira porque nadie quiere siquiera tocarme. No por esto. Y si lo comparto en mis historias de Instagram y los invito a leerme a quién verga le va a importar. A nadie. O tal vez a más personas de las que creo. Pero van a leer y van a decir “oye qué bien escribes” y se van a olvidar, porque para eso sí estamos bien buenos: para fingir demencia. No solo con lo malo, también con lo bueno y en especial con los que nos importa una chingada.

Y no olvido el tiempo fuera de casa, un verdadero esfuerzo anímico y mental. También me pregunto si eso vale la pena. Si salir y ver personas y convivir con otros le hace tanto bien a mi cerebro como dicen. Si eso de conectar con otros realmente nutre el alma. ¿Y si no lo hago y si no salgo y si no soy valiente quien me va a decir algo? ¿Quién me va a castigar, quien me va a recordar al final del día que me porté mal? Que no hice la tarea. ¿Quién va a saber que le miento al terapeuta? Me dijo que saliera mínimo tres veces a la semana; “mínimo a caminar, cabrón”; respira el salitre de la tarde y que el sol te pegue en la jeta y tus párpados sientan el calor de aquello que todavía es un misterio. Ve, vive, observa; la vida es para eso y no para buscar respuestas.

Mi novia… ella me podría reprender al respecto. “Tienes que salir”, “tienes que hacer ejercicio”, “ve al yoga, te va a hacer bien”. ¡Todo eso es verdad! Me lo dice porque me ama (¿o no me ama como soy? ¿Me quiere cambiar? Ya no le gusto. ¿En algún momento le gusté? Solo se preocupa, tiene buenas intenciones. ¿Las tiene? ¿Es buena? ¿Me gusta?) y porque sabe que el aislamiento me tiene mal. ¿Vale la pena tener una relación, en pleno 2025, año de la gran revelación? “¿Qué tienes tú para aportar a la relación?” Wey, a ti qué te importa. No sirve que arruine la sorpresa, ¿o sí? ¿No te gustan?

Es que ya le dije muchas veces que el ejercicio sí me gusta (¡¡ME ENCANTA!!) pero estoy en un periodo de mi vida en el que me está costando mucho trabajo comenzar porque estoy haciendo esto y lo otro y saliendo y aprendiendo y trabajando y cocinando (cada dos días) y sacando la basura y soportando y olvidando mi pasado y no pensando en el futuro y tratando y tomando un par de gotas y sonriendo y superando y el gimnasio quizá, tal vez, a lo mejor, no es lo más importante “ahorita”, como decimos nosotros aquí.

Aunque esté subiendo de peso, viéndome lo peor que me he visto en los últimos seis años (¿según quién?). Pese a que mi trauma con haber sido gordo esté saliendo otra vez a flote. Aún cuando le pedí a otros no tomarme fotos sin playera en la playa. Mientras no haya evidencia no hay realidad. Esa ultima yo me la invento, hasta que ya no pueda más. Me esconderé en la oscuridad, donde otros no me pueden percibir, donde por más que trate mis ojos no se acostumbren a la oscuridad; donde no pueda ver mis manos y la sombra no exista. Ahí voy a estar, hasta que la luz del relámpago me muestre la verdad. Me quite la venda y obligue a mirar. A ser testigo de lo que yo mismo estoy permitiendo.

Es probable que esto que estás leyendo no te haga sentido. Podría ser redundante. Pero no más que el post número sepasumadre sobre cómo vencer el síndrome del impostor, o ese escrito egocéntrico redactado con la habilidad de un simio y dividido en decenas de párrafos de dos líneas para crear un impacto y hacerlo más readable sobre lo inútil que es tu blog si no convierte. Bitch? Qué haces en Bearblog diciéndole a su comunidad que sus blogs deben generar leads cuando lo que menos nos importa es eso. Vete y no vuelvas.

¿Y cuántos posts mas sobre Trump y sus pendejos aranceles tengo que leer? ¿O cuántos artículos/blogs sobre tener un blog nos faltan por escribir? ¿Cuántos me faltan a mí? ¿Cuántos te faltan a ti? Porque tú y yo sabemos que aunque la respuesta no sea clara, hacer algo todos los días sí vale la pena; aunque el único testigo seamos nosotros mismos. No necesitamos que nadie más lo sepa. Que nadie más lo lea, mientras nosotros lo saquemos de nuestra cabeza. De eso se trata, y de eso siempre se ha tratado. Desde que el primero tuvo el valor de hacerlo por vez primera y cambió la historia para siempre.

Necesitamos más gente escribiendo desde las entrañas. Gracias por leer.

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