Ginoz Blog

Ego de artista y envidia

Entiendo la envidia. La he sentido antes. Decir que no siento envidia por lo que tienen o la vida que viven los demás, sería sumamente hipócrita de mi parte. En especial cuando niño, solía sentir envidia de vez en cuando. Todos la hemos experimentado alguna vez, pero como en todo, algunas personas más que otras.

Entré más crezco menos envidia siento, y al contrario, más feliz soy cuando a otros a mi alrededor les va bien. No sé exactamente a qué se deba, supongo todas esas sesiones con la psicóloga han servido de algo y, aunque me deprima a veces (hola, depresión crónica) me jacto de ser alguien que al final del día sabe y agradece lo que tiene.

¿La clave? El agradecimiento. Sentirse agradecido por la mas mínima cosa al final del día es en verdad un hack para tener plenitud. Durante una temporada tuve un diario de agradecimiento, donde al final del día escribía una lista de cosas que agradecía antes de dormir. En aquél entonces no sentí que me ayudara, pero aún cuando tiene varios meses que no escribo en ese diario, creo que sus efectos se comenzaron a notar más a largo plazo. Agradecer fue algo que se convirtió en un hábito.

Alguien cercano a mí es de ese tipo de personas que piensan que todo mundo les tiene envidia, y cuando les va mal se lo atribuyen a la envidia de los demás. Como si esa envidia fuera una especie de maldición que nos echan otros. Desde hace tiempo entendí que ese pensamiento mediocre era solo una excusa más para no hacerse responsable de sus actos. Pensar en esta persona me hace darme cuenta aún más de lo importante que es tener salud mental y tomarnos, por lo menos durante un periodo de nuestras vidas, la oportunidad de ir a terapia para conocernos mejor y aprender a hacernos responsables de nosotros mismos.

Durante las últimas dos semanas he visto de primera mano como alguien de mi círculo social está cumpliendo uno de mis sueños, uno que yo todavía no he cumplido. En vez de ahogarme en resentimiento, en vez de desear ser él y preguntarme con coraje “por qué él sí y yo no”, he sentido un alivio por saber que por lo menos alguien cerca de mí lo está logrando. Fue inspirador que demostrara que sí se puede, es alentador, me da esperanza. Fuck competir con otros. Viva la comunidad y el apoyar a otros a llegar a la meta para que en un futuro todos podamos estar del otro lado.

Personalmente detesto el “ego del artista”, y este pensamiento de comunidad es uno que he adoptado desde hace varios años para luchar contra esta detestable actitud y las personas que van por ahí creyéndose la gran verga. Claro que he llegado a sentir envidia de otros colegas, pero he aprendido a transformarla. Al final entendí que hacer comunidad es la única forma en la que todos podamos triunfar haciendo arte. Ojalá más personas se dieran cuenta de esto.

Me gusta decir groserías aunque no me siento tan cómodo escribiéndolas. De igual forma, gracias por leer.

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