Trabajar haciendo lo que te gusta, pero no lo que amas
Esta semana fue una semana con bastante trabajo. Soy copywriter lo que significa que me gano la vida escribiendo, aunque no precisamente escribiendo lo que yo quiero escribir. Es una tragedia cuando en tu día a día acaricias el trabajo de tus sueños, sin alcanzar dicho logro. Hoy quiero hablar de eso.
Desde que llegué a la edad en la que comienzas a pensar en tu futuro, siempre tuve claro que los trabajos normales no eran para mí. No quería ser ingeniero, doctor o, Dios me libre, contador. Mi primer carrera soñada fue la de periodista, inspirado por las Aventuras de Tintin, una caricatura que disfrutaba mucho cuando era niño.
En mi etapa de secundaria comencé un blog sobre videojuegos y me puse a hacerla de periodista. Lo sorprendente fue que este blog tuvo un éxito que nunca esperé que tendría. Tenía decenas de lectores y con el tiempo se unieron más redactores al equipo. Tan solo era un crío de 14 años, pero el esfuerzo que le dedicaba todos los días fue lo que determinó el éxito de ese proyecto, de nada importaba mi edad. Esta experiencia fue muy positiva, aprendí muchísimo y reforzó aún más esas ganas que tenía de ser periodista, específicamente periodista de videojuegos.
Cuando llegó el momento intenté entrar en una de las pocas universidades en el país que daba esta carrera. Mis ganas eran tantas que presenté el examen de admisión dos veces, pero no pude pasarlo. Tras el fracaso, me convencí de que no era tan conveniente ser periodista, pues en México estábamos enfrentando una ola de violencia muy severa dirigida a quienes practicaban este oficio. Básicamente cada mes desvivían a un par de periodistas, crímenes que ocurrían de formas misteriosas y mismos que permanecen impunes hasta la fecha. ¿Lo absurdo? Como ya dije arriba, yo quería ser periodista de videojuegos, y esos nunca estuvieron en peligro.
Esto no fue más que una excusa, creada por el miedo, mismo que surgió después del fracaso (por este tipo de cosas digo que el sistema educativo se puede ir al carajo).
Fue entonces cuando decidí tomar mi opción B y hacer funcionar mi decisión, así que comencé la carrera en Comunicación. Estando ahí me di cuenta que el cine era una de mis grandes pasiones y que ser periodista de videojuegos ya no era lo que realmente quería. Entonces empecé a ver muchas películas y aprender cine por mi cuenta porque nadie me iba a pagar esa escuela tan cara. Me gradué de comunicación y después me fui a otra ciudad sin saber qué hacer con mi vida. En resumen: terminé trabajando en marketing.
En la actualidad tengo 7 años de experiencia como copywriter y especialista en contenidos. ¿Odio mi trabajo? Para nada. ¿Es el trabajo de mis sueños? Tampoco. Entonces, ¿qué es lo que realmente quiero hacer? Es una pregunta que fue complicada por casi toda mi vida, pero que ya no me cuesta trabajo responder. Quiero ser guionista de cine y escritor. Amo el cine, pero también sueño con escribir un libro, por eso quiero hacer las dos cosas (y porque sé que puedo hacerlas).
¿Qué me detiene? Por mucho tiempo, el miedo fue mi peor enemigo. Ahora lo pienso y me doy cuenta que desde que era un crío estoy seguro de que quiero escribir. Es la única cosa que se siente natural en mí. Hoy ya no tengo miedo, pero esta valentía es nueva y apenas me estoy acostumbrando a ella.
Es trágico, en verdad, saber que tengo un trabajo donde tengo la oportunidad de escribir todos los días, pero no es el tipo de escritura que quiero hacer. No es arte, no es mía, no es buena. No me interesa el marketing, aún cuando como y puedo costear un techo gracias a él. No me interesa aprender más de marketing y no me hagan empezar con lo sucio que me siento sabiendo que el marketing es malvado por naturaleza. Reconozco que estoy usando mi talento para manipular a otros y esto es algo que moralmente me pone en jaque desde hace varios años.
Para este punto siento que no tengo opción más que seguir haciendo lo que sé hacer para sobrevivir, mientras lucho en mi tiempo libre por ser mejor en el arte en el que tanto anhelo destacar. Todavía no sé cómo, solo estoy seguro de que lo voy a lograr.
Estoy agradecido con mi trabajo, lo estoy y lo estaré siempre porque he tenido experiencias muy positivas y he crecido mucho como persona. Lo valoro. Pero este es un recordatorio personal de que no debo rendirme. Este es un compromiso con mi versión futura.
Si tú estás en esa etapa de la vida en la que debes decidir, mi consejo es que hagas lo que sabes que quieres hacer. Miles de excusas saldrán a flote. El miedo te va a paralizar y convencer de que no es una buena idea. Creeme, es una excelente idea. Eso que te llena el alma es lo que tienes que hacer y si no lo haces, tendrás que vivir aceptando una y otra vez que tuviste la oportunidad y la dejaste pasar.
Si piensas que es muy tarde para darle un giro a tu vida y dedicarte a eso que siempre te ha movido la existencia, déjame decirte que no es tarde. No, en serio, no le hagas caso a la voz en tu cabeza, no es tarde, nunca lo es.
🙂↕️ Deberías renunciar a tu trabajo para perseguir tus sueños. Gracias por leer.