Tener un blog personal es abrirle la puerta al mundo
Me considero parte de la incómoda generación olvidada, esa que existe entre los Millennials y la GenZ (que hace poco me vengo enterando que tiene nombre y se llama Zillennials, dafuq). Esto quiere decir que disfruto mucho de las redes sociales, pero también tuve la oportunidad de conocer el internet antes de que se convirtiera en la cloaca que es ahora.
Sé lo que era conectarse al internet usando AOL, chatear por Windows MSN, que el amigo morboso te mandara un link de Rotten, jugar Tibia, utilizar MySpace y encontrar foros de todo tipo. Pero también estuve ahí cuando Ares era el primer software que instalabas en una computadora nueva, RayWilliamJohson era el YouTuber con más subscriptores, tumblr tuvo su peak, Twitter era un pueblo fantasma (porque nadie se había dado cuenta de su potencial) y Wordpress se enfocaba en la esencia del blogging y, de hecho, contaba con un ranking diario y semanal de los blogs más visitados.
Y aunque la nostalgia me pide que escriba una biblia relatando lo maravilloso que fue ser un puberto-adolescente con acceso a internet entre el 2006-2014, hoy vengo a hablar sobre los blogs personales y mi perspectiva sobre esta bella herramienta, una que lucha por sobrevivir en un internet donde la inmediatez nos tiene a todos haciendo doomscrolling como idiotas.
La escritura personal es una habilidad que se desarrolla con la exposición. Si tú estás convencido de que tus opiniones, aficiones, gustos o vida en general es aburrida, y hablar de ella es una pérdida de tiempo para quien te lee o escucha, vas a pensar lo mismo sobre escribir en un blog.
Escribir en un blog requiere aceptación. Aceptarse es difícl. Es un proceso que para muchos toma décadas. Otros más nunca lo consiguen. Pero estoy convencido de que la escritura personal ayuda a conocernos mejor, y para mí, ha sido un hobbie que me ha permitido ser quien en verdad soy.
El internet puede ser un lugar muy intimidante. Pienso en él como una versión alterna del mundo real. Es igual de vasto y misterioso. Esconde tanta belleza como maldad en sus confines. Y es, al final, un espacio que habitamos de una u otra forma. Para mí, tener un blog personal, o sitio personal, es como tener una casa en el internet (una verdadera fantasía en la vida real con el estado actual del mercado inmobiliario), un lugar que siempre está abierto para quien tenga la intención genuina de conocerme.
Un blog personal es un lugar donde compartir lo que pienso. Donde puedo rantear sobre las cosas que me interesan y, con suerte, llegar a otras personas que compartan esas aficiones. Es una forma de decirle a otros que no están solos. Que ese trastorno mental o ese hobbie que pensaban que era ridículo es compartido por otra persona al otro lado del globo.
Me gusta cuando descubro música, artículos, películas o cualquier tipo de arte gracias a que leí a otra persona hablar sobre eso en su blog. Es también una forma de enseñar a otros. Ya perdí la cuenta de las veces que extraños en internet me han motivado, o me han brindado una perspectiva completamente distinta de la vida gracias a que tuvieron el valor de escribir al respecto.
Hablar sobre las cosas que me apasionan en mi blog no solo permite expresarme, sino inspirar a los demás. Cuando leo o platico con otra persona apasionada, me motiva a seguir adelante con mis proyectos. De cierta manera me gusta regresar un poco de esto a quien sea que me lea aquí. Además de que considero humaniza este espacio. Lo hace más genuino.
No se trata de empujar tu agenda personal, sino de compartir experiencias; de montar una galería y dejar la puerta abierta. Construir un espacio que grite:
🗣️ esto es mío, esto soy, esto me interesa, esto me gusta.
A quién le guste se quedará, quien no, se irá. Es un tanto parecido a cómo funcionan las relaciones en la vida real.
Lo bello de los blogs es que cada quien puede darle el propósito que quiera. Este blog, específicamente, fue creado con la intención de practicar mi escritura y estimular mi creatividad. Comenzó como un reto. Hace tan solo una semana pensaba: si te gusta tanto escribir, ¿por qué no estás escribiendo? Entonces me di cuenta que solo estaba perdiendo el tiempo, privándome de hacer lo que más amo hacer.
Me decidí a volver a los blogs con la simple intención de escribir. Nada está planeado. Llega la noche y no sé sobre qué voy a escribir. No me importan las métricas (aunque debo aceptar que sí las reviso porque es difícil resistir la tentación) y hasta donde sé, solo una persona me lee porque ha dejado su toast en casi todos mis escritos (gracias por leer, anónimo, en algún momento pondré un guestbook). Y sobra decir que (por el momento) no me ha importado el aspecto del blog, porque se nota a leguas.
Creé mi primer blog en el 2007, y desde ese momento cada etapa de mi vida en la que he blogueado, ha sido una etapa muy positiva.
Si tú nunca has escrito en un blog, te recomiendo que lo hagas.
Resulta difícil ser 100% honesto. Entiendo que algunas personas quieran cuidar sus palabras. Estamos acostumbrados a crear alter egos en la red. En la vida conocí gente cuyas personalidades daban un giro inesperado al momento de interactuar con ellas en carne y hueso. Esto es tan real que tenemos Serial Experiments Lain y ese bello formato de meme que dice Yo en Instagram / Yo cuando me conocen. Pero justamente un blog puede ayudarnos a darnos cuenta de qué tan puesta tenemos la máscara, o qué tanto trabajo personal tenemos por delante.
Cuando comiences a escribir y te des cuenta que no estás siendo sincero contigo, recuerda que en el internet hay personas que están esperando a que escribas de forma genuina; esas entradas de blog son las que tienen el potencial de crear un impacto (en ti y los demás), por más banales que parezcan.
⌨️ Date el gusto de escribir sobre lo que hiciste hoy, a muchos nos interesa. Gracias por leer.